Hablando de ARM
Surface Pro X montan los procesadores Microsoft SQ1 basados en arquitectura ARM, que han sido diseñados por Microsoft en colaboración con Qualcomm.
Este procesador conserva parte del ADN del Qualcomm 8cx que el fabricante desarrolló para los dispositivos Always connected, un concepto que pretende llevar el patrón de funcionamiento siempre conectado y siempre disponible de los smartphones a los ordenadores portátiles.
Si atendemos a las pruebas sintéticas para cuantificar el rendimiento de ambos Surface Pro, descubrimos que, puestos a ahorrar batería, lo cual reduce el rendimiento del procesador, el Surface Pro 7 con su CPU Intel Core i7 1065G7 de cuatro núcleos ofrece un rendimiento solo ligeramente superior en procesos en los que solo se utilice un solo núcleo.
Con o sin pila... comprobado cómo el procesador Microsoft SQ1 que monta el Surface Pro X demuestra una superioridad aplastante en aquellos procesos que aprovechan todos los hilos, manteniendo un consumo de batería ajustado.
Eso sí, cuando se levantan los límites de consumo y se exprime al máximo el rendimiento del Surface Pro 7 conectándolo a una toma de corriente, su superioridad en términos de potencia es indiscutible.
En un uso real y en igualdad de condiciones, el usuario apenas notará diferencia alguna entre usar el Microsoft Surface Pro X o el Surface Pro 7 en el uso cotidiano, ya que ambos dispositivos ajustan su rendimiento y consumo a las exigencias de trabajo.
El software marcará la diferencia
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