"El Apple Watch ha sido uno de esos productos nacido de la vorágine de una nueva tecnología entre docenas de competidores. Es complicado aparecer en el mercado en ese momento, porque entramos en la distancia entre una tecnología y lo que se puede hacer con ella. Con el iPhone, por ejemplo, pasó al revés. Se desarrolló un dispositivo que fuera capaz de hacer de la mejor forma posible distintos casos de uso. Los relojes inteligentes estaban por todas partes en aquel 2014. Toda marca high-tech tenía uno en su catálogo. Aquí el recorrido fue contrario al que comento con el teléfono de Apple: llegó antes una tecnología - pantalla en una muñeca - que la utilidad para el cliente real. Nadie sabía con esa ventana digital en vestida como accesorio, así que replicaron lo que hacía el teléfono."