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noticia Troll de internet: El fenómeno del trolling en la red

Troll de internet: El fenómeno del trolling en la red




Si has pasado tiempo en foros de internet o navegando por redes sociales, seguramente te has encontrado con algún troll de internet. Ya sabes, ese usuario que publica comentarios provocativos o fuera de lugar con el único propósito de molestar, provocar reacciones emocionales o sembrar discusión. En este artículo vamos a sumergirnos en el peculiar mundo de los trolls de internet: veremos qué son exactamente, de dónde viene este término y comportamiento, cómo ha evolucionado con los años y qué tipos de trolls existen. También exploraremos las tácticas que utilizan, la psicología que hay detrás de sus acciones, cómo podemos identificarlos y, muy importante, cómo lidiar con ellos para mantener nuestras comunidades online saludables. Por último, comentaremos algunos casos curiosos y la famosa frase de "Don't feed the troll" ("no alimentes al troll"), para cerrar con una reflexión sobre el papel de estos personajes en la cultura digital actual.

¿Qué es un troll de internet?


Empecemos por lo básico: la definición de troll de internet. Un troll de internet es, en pocas palabras, un usuario que participa en una comunidad en línea (foros, redes sociales, secciones de comentarios, etc.) con la intención deliberada de provocar, molestar o desviar la conversación. A diferencia de alguien que simplemente expresa una opinión contraria o controversial de buena fe, el troll busca generar reacciones negativas en los demás. Sus mensajes suelen ser incendiarios, irrelevantes o agresivos, y generalmente no aportan valor real a la discusión, sino que la enturbian.

El término "troll" en este contexto viene de dos fuentes. Por un lado, del verbo inglés trolling, que originalmente se refiere a una técnica de pesca ("pescar al curricán") que consiste en arrastrar lentamente un señuelo o un anzuelo con cebo desde un bote en movimiento. Esto se usó metafóricamente en los primeros tiempos de internet para describir el acto de "poner un cebo" en forma de mensaje provocador y ver quién caía en la trampa. Por otro lado, la palabra coincide con "troll", la criatura mitológica de los cuentos (ese monstruo que vive bajo un puente e interrumpe el paso de los viajeros). La idea del troll como criatura traviesa o maliciosa encajó perfectamente para describir a estos usuarios problemáticos de la red. Así, "troll de internet" se volvió el término común para llamarlos.

En resumen, llamamos troll de internet a esa persona que, amparándose muchas veces en el anonimato, se dedica a perturbar las conversaciones en línea con provocaciones y malas intenciones. Ahora que tenemos clara la definición, veamos cómo empezó todo este tema del troleo en la red.

Orígenes históricos del trolling en internet


Los trolls no son algo nuevo; de hecho, son casi tan antiguos como la propia internet. El comportamiento de trolear, como muchos le dicen coloquialmente, ya se podía observar en los primitivos foros de internet y sistemas de discusión de las décadas de 1980 y 1990. Uno de los entornos clásicos donde surgió este término fue Usenet, una de las primeras grandes comunidades online de discusión. En grupos de Usenet como alt.folklore.urban, a inicios de los 90, los usuarios veteranos usaban la expresión "trolling for newbies" ("trolear a los novatos") para describir una práctica en la que publicaban algún tema absurdo o una pregunta engañosa con el fin de hacer picar a los recién llegados. Era una especie de broma interna: los nuevos caían en la trampa respondiendo seriamente al asunto absurdo, mientras los veteranos se divertían a costa de ellos. En ese entonces el troleo tenía un tono más jocoso e inocente (aunque seguro que a más de un novato no le hacía gracia ser el blanco de la burla).
Además de Usenet, los primeros trolls encontraban refugio en los BBS (Bulletin Board Systems) y más tarde en los canales de chat IRC. Con la masificación de internet a finales de los 90 y principios de los 2000, el trolling se expandió hacia nuevos espacios: foros web más modernos, secciones de comentarios en sitios de noticias, y eventualmente plataformas como 4chan (famosa por su cultura anónima y a veces caótica) y Reddit. Estas comunidades se convirtieron en terreno fértil para los trolls, donde podían actuar con bastante libertad. Por ejemplo, 4chan en sus inicios fomentaba una cultura de troleo constante, bromas pesadas y memes virales que luego se esparcían por toda la red.

Evolución del comportamiento troll desde los 90 hasta hoy


En los años 90, el perfil del troll de internet era por lo general el de un entusiasta de los foros algo bromista, que operaba en comunidades relativamente pequeñas. Con el paso del tiempo, a medida que más gente entraba al mundo en línea, el fenómeno se volvió más notorio y diverso. Durante los 2000, con la llegada de las redes sociales masivas, blogs y enormes foros públicos, los trolls también se multiplicaron y adaptaron a estos nuevos espacios.
El comportamiento troll ha evolucionado en su nivel de agresividad y alcance. En las primeras épocas, mucho del trolling tenía un carácter más humorístico o experimental. Sin embargo, ya entrados los 2000 y 2010, vimos la aparición de trolls más organizados y malintencionados. Por ejemplo, grupos coordinados de usuarios anónimos han logrado inundar encuestas online para manipular resultados, difundir noticias falsas (fake news) o lanzar campañas de acoso dirigidas a personas específicas. También surgió la figura del "troll político" o ideológico, a veces incluso respaldado por organizaciones o gobiernos, cuyo objetivo es influir en la opinión pública en redes sociales creando debate tóxico o desviando conversaciones.

Hoy en día, con miles de millones de usuarios en línea, los trolls están en todas partes: desde las secciones de comentarios de periódicos digitales hasta Twitter, Facebook, Instagram y cualquier espacio donde la gente interactúe. La escala del problema ha obligado a que muchas plataformas desarrollen reglas de conducta y sistemas de moderación de contenido mucho más estrictos para controlar a los usuarios conflictivos. Lo que empezó como pequeñas travesuras en foros de nicho se ha convertido en un fenómeno global con impacto real en comunidades gigantescas.

Tipos de troll en internet


No todos los trolls son iguales; bajo el término general de troll de internet se agrupan comportamientos muy distintos. Aquí vamos a diferenciar algunos tipos de trolls que podemos encontrar:
  • Troll humorístico: Es el troll "light", el que actúa principalmente por divertir o hacer una broma. Sus provocaciones suelen ser relativamente inofensivas y muchas veces buscan hacer reír o entretener (a veces a costa de confundir un poco a otros usuarios, claro). Un ejemplo podría ser quien comenta algo absurdamente disparatado en un hilo serio solo para aligerar el ambiente o generar algún meme. Aunque resultan molestos para algunos, a veces la comunidad puede llegar a tolerarlos si el humor es bueno y no interrumpen demasiado.
  • Troll provocador: Aquí entramos en un terreno más irritante. Este tipo de troll disfruta encendiendo debates acalorados. Suele lanzar opiniones extremas o contrarias al sentir general del grupo, con el objetivo de hacer enfadar a la gente y prolongar discusiones estériles. No necesariamente cree en lo que dice; muchas veces solo juega al abogado del diablo de forma exagerada para llamar la atención y ser el centro de la controversia. Si en un foro todos están de acuerdo en algo, el troll provocador dirá lo opuesto de la manera más chocante posible.
  • Troll malicioso: Este es el tipo más tóxico. El troll malicioso busca causar daño, ya sea emocional, reputacional o simplemente arruinar la experiencia de otros. Puede incurrir en insultos personales, acoso reiterado, amenazas veladas o difamación. A diferencia del humorístico, aquí no hay broma sino mala fe real. Este troll quiere ver a los demás molestos, tristes o enfadados. Por ejemplo, podría ensañarse con un usuario específico, respondiendo a todos sus posts con burlas hirientes, o entrar a una comunidad solo para sembrar odio (machismo, racismo, etc.) y atacar a quienes la conforman.
  • Troll ideológico: Sus motivos van más allá de la mera molestia; en este caso el troll está impulsado por defender o imponer una ideología, creencia o agenda específica. Puede ser político, religioso, fan de una marca o equipo deportivo, etc. Su estrategia es infiltrarse en discusiones sobre ese tema y sabotearlas con argumentos extremistas, desinformación o ataques a los que piensan distinto. Por ejemplo, en un debate político en redes, un troll ideológico podría comentar con datos falsos, insultar a un candidato y provocar a cualquiera que lo contradiga, con tal de polarizar la conversación. A veces actúan en grupo, coordinados para dar la impresión de que su opinión minoritaria es más popular de lo que realmente es.
Cabe mencionar que existen otras subespecies de trolls: el troll spammer (que inunda conversaciones con publicidad o contenido repetitivo), el troll spoiler (experto en arruinar finales de películas o series revelando sorpresas), el troll sabelotodo (corrigiendo a todos con aires de superioridad), entre muchos otros. Pero los cuatro perfiles anteriores cubren los casos más comunes en cuanto a motivaciones generales.

¿Cómo actúa un troll? Herramientas y tácticas típicas


Los trolls de internet tienen un arsenal de tácticas y herramientas a su disposición para lograr sus objetivos de provocar y causar caos. Algunas de las más habituales son:
  • Cuentas falsas o múltiples: Muchos trolls operan desde el anonimato total, ocultando su identidad real tras apodos. Crean perfiles falsos, y no es raro que una misma persona tenga varias cuentas (conocidas como sockpuppets) para fingir apoyo a sus propias publicaciones o atacar desde distintas "identidades". Así pueden evadir bloqueos y volver a la carga una y otra vez.
  • Publicar memes e imágenes provocativas: El uso de memes es un arma clásica del troll moderno. Un meme ingenioso o sarcástico puede ser usado para burlarse de alguien o de una idea, a veces de forma más efectiva que con palabras. Los trolls comparten imágenes editadas, gifs burlones o videos fuera de contexto para ridiculizar a sus objetivos o para trivializar un tema serio y así enfurecer a los demás.
  • Baiting (poner cebo): Esta es la esencia del troleo. Consiste en lanzar un anzuelo, es decir, un mensaje deliberadamente controvertido o absurdo, esperando que otros "piquen" y respondan con vehemencia. El troll puede, por ejemplo, hacer una pregunta aparentemente ingenua pero con la intención de que las respuestas deriven en pelea, o afirmar algo escandaloso solo para que la gente se abalance a refutarlo. Cuanto más fuerte la reacción que genere, mejor para el troll.
  • Flood y spam: Algunos trolls optan por inundar el espacio con mucha basura. Pueden publicar el mismo mensaje repetido decenas de veces, llenar un chat con texto sin sentido, o pegar enlaces irrelevantes (o maliciosos) por doquier. Esto abruma a la comunidad y dificulta que se siga la conversación normal. En foros, por ejemplo, un troll podría crear decenas de hilos vacíos o con mensajes molestos para saturar la portada y que los temas útiles queden ocultos.
  • Desvío de temas: Otra táctica clásica es llevar la conversación por derroteros totalmente distintos al tema original, especialmente hacia terrenos conflictivos. Imagina una discusión sobre consejos de cocina y de pronto llega un troll comentando algo político o sacando a relucir un tema controvertido que no tiene nada que ver. Esto confunde a los participantes y genera discusiones paralelas que arruinan el hilo principal.
En esencia, un troll actuará de la forma que crea más efectiva para generar reacciones y atención. Su "victoria" personal es ver que los demás usuarios se enfadan, discuten entre sí o pierden el tiempo respondiéndole. Importante: muchos trolls también saben recular o desaparecer en el momento justo. Por ejemplo, tras lanzar la bomba en una conversación y ver el fuego arder, pueden quedarse en silencio disfrutando del caos que causaron, o responder con algo tipo "tranquis, solo era broma" para confundir aún más.

Psicología detrás del troll: ¿Qué motiva a un troll?


La gran pregunta es: ¿por qué alguien se convierte en troll de internet? Las motivaciones pueden variar de una persona a otra, pero hay algunos factores comunes que la psicología ha identificado tras este comportamiento:
  • Búsqueda de atención: Muchos trolls, en el fondo, buscan sentirse importantes o considerados. Provocar a decenas de personas y ser el centro de atención (aunque sea de forma negativa) les da una sensación de protagonismo que quizá no logran en su vida offline. Cada respuesta airada que reciben es, para ellos, un "logro" que alimenta su ego o les brinda entretenimiento.
  • Anonimato y falta de consecuencias: Internet permite que uno se oculte tras un nombre de usuario y un avatar. Esa falta de identidad real y de responsabilidades hace que algunos den rienda suelta a comportamientos que nunca tendrían cara a cara. El troll siente que está en territorio de nadie, donde puede soltar cualquier barbaridad sin que haya repercusiones directas para él. Esta sensación de impunidad potencia actitudes tóxicas.
  • Aburrimiento o frustración personal: A veces, simplemente están aburridos. Un troll puede comenzar su andanza online porque no tiene otra cosa que hacer y encuentra divertido irritar a desconocidos para pasar el rato. En otros casos, puede haber frustraciones o resentimientos en su vida personal que canaliza molestando a otros en internet como válvula de escape.
  • Sentimiento de poder: El hecho de ser capaz de alterar una comunidad entera con unas pocas palabras le da al troll una sensación de poder. Es un tipo de bullying virtual; el troll disfruta viendo que tiene el "control" de las emociones de otros, que puede hacerlos enojar o entristecer a voluntad. Esa dinámica puede ser psicológicamente gratificante para personalidades agresivas o narcisistas.
  • Ideología o convicción: En el caso de los trolls ideológicos que mencionamos antes, su motivación es casi misionera: creen estar librando una batalla ideológica, "educando" (o más bien fastidiando) a quienes están en desacuerdo con ellos. Podrían no verse a sí mismos como trolls, sino como guerreros digitales por su causa, aunque desde afuera está claro que su estilo es contraproducente y tóxico.
  • Diversión por el caos: Finalmente, está el perfil del troll que simplemente disfruta del caos por el caos. Son personas que encuentran gracioso ver a otros discutir, malentenderse o enojarse. Para ellos es como un experimento social retorcido o un juego travieso. No hay una motivación profunda más que la de entretenerse a expensas del orden público digital.
Por supuesto, el comportamiento troll puede ser complejo y a veces ni el propio troll reflexiona sobre por qué lo hace. Pero estos elementos nos dan una idea general de lo que hay detrás.

¿Cómo identificar a un troll en redes sociales y foros?


En ocasiones puede ser difícil distinguir a un troll de alguien que simplemente tiene una opinión contraria. Sin embargo, hay señales que nos pueden ayudar a identificar a un troll en nuestras interacciones en línea:
  • Patrón de provocación: El troll suele mostrar un historial de comentarios conflictivos. Si revisas su actividad y ves que casi siempre está peleando con alguien, lanzando críticas destructivas o desviando temas, es una gran pista. Un usuario genuino podrá tener uno o dos debates acalorados, pero el troll vive en eterno conflicto con los demás.
  • Argumentos absurdos o extremistas: Muchos trolls no buscan debatir de verdad, así que no les importa si sus argumentos son lógicamente débiles o derechamente disparatados. Pueden contradecirse, exagerar al máximo un punto de vista o soltar datos falsos, todo con tal de generar reacciones. Si alguien insiste en algo claramente ilógico solo para seguir discutiendo, podría ser un troll.
  • Falta de compromiso con la verdad: Relacionado con lo anterior, un troll atrapado en una mentira o error raramente lo reconocerá. En lugar de eso, cambiará de tema, atacará a quien lo corrigió o convertirá la discusión en algo personal. Su objetivo no es llegar a la verdad, sino mantener la tensión. Esto lo diferencia de alguien que simplemente estaba equivocado pero discute de buena fe.
  • Anonimato sospechoso: No todos los usuarios anónimos son trolls, claro está. Pero si ves un perfil sin foto real, con un nombre de usuario extraño (por ejemplo, "XxMasterTrollxX" o similares, por caricaturesco que suene) y creado recientemente, y ese perfil entra directo a provocar en temas candentes, huele a troll. Muchos trolls crean cuentas de un solo uso solo para armar jaleo en un tema específico.
  • No se inmuta ante reacciones negativas: Una persona normal, si ve que ha ofendido a otros sin querer, posiblemente se disculpe o baje el tono. El troll, en cambio, se regocija con las respuestas enojadas. Si alguien recibe decenas de respuestas airadas y en lugar de retroceder sigue echando leña al fuego, es casi seguro que estamos ante un troll profesional.
  • Invocación de la ley de Poe o posturas paródicas: Algunos trolls se amparan en el sarcasmo o la parodia extrema. Pueden escribir algo tan descabellado que uno duda si habla en serio o está bromeando (esto se relaciona con la "Ley de Poe", que dice que a veces es difícil distinguir un extremismo sincero de una parodia del extremismo). Si al confrontarlo, el usuario sale con un "era broma, cómo te lo tomas en serio", posiblemente era un troll probando los límites de la seriedad ajena.
En resumen, identificar a un troll implica mirar el contexto y la consistencia de su comportamiento. Una sola opinión polémica no hace a alguien troll, pero si todo su aporte a la comunidad es generar discordia, entonces está cumpliendo con el manual del buen troll.

Consecuencias del trolling: impacto y toxicidad online


Impacto en las víctimas: Ser blanco de un troll puede ser una experiencia frustrante y estresante. A nadie le gusta que lo insulten o se burlen de él repetidamente en público. En casos de trolls maliciosos que acosan a personas específicas, el impacto emocional puede ser significativo. Las víctimas pueden sentir ansiedad, miedo, tristeza e incluso llegar a auto-censurarse (dejar de participar en debates o comunidades por no "aguantar" el ambiente hostil). En situaciones extremas, el acoso prolongado en línea ha contribuido a problemas de salud mental serios en algunas personas.

Toxicidad en la comunidad: Un solo troll muy activo puede arruinar la atmósfera de un foro o grupo. Su presencia constante desviando temas y atacando a la gente genera un clima de hostilidad donde los demás usuarios ya no se sienten cómodos expresándose. Esto puede llevar a la pérdida de participantes valiosos que se hastían del ambiente tóxico y deciden marcharse. Con el tiempo, una comunidad que no controla a sus trolls puede volverse un espacio famoso por su negatividad, ahuyentando a nuevos miembros y empobreciendo la calidad de las conversaciones.

Moderación y posibles censuras: La proliferación de trolls obliga a que los administradores y moderadores de plataformas tomen cartas en el asunto. Muchos sitios implementan normas de convivencia y sistemas de reportes para gestionar este problema. En casos necesarios, los moderadores bloquean o expulsan a los trolls más nocivos. Si bien esto es positivo para mantener la salud de la comunidad, a veces surge la crítica de que se está censurando. Es un equilibrio difícil: por un lado, dejar que los trolls campen a sus anchas destruye la conversación; por otro, si los moderadores se vuelven demasiado estrictos podrían coartar la libertad de expresión de usuarios que no son trolls pero que quizá expresaron opiniones impopulares. Por ello, las políticas de moderación de contenido suelen refinarse constantemente, intentando distinguir entre crítica legítima y trolling malicioso.

Efectos colaterales en la cultura digital: El fenómeno de los trolls también ha generado un sinfín de debates sobre el anonimato en internet, la responsabilidad de las plataformas y la educación digital de los usuarios. Algunos argumentan que el anonimato es importante para la libertad de expresión y que los trolls son un precio a pagar por esa libertad. Otros, en cambio, abogan por identidades verificadas para reducir los abusos. En cualquier caso, el trolling ha obligado a todos a reflexionar sobre cómo construir comunidades online más seguras y cordiales.

¿Cómo lidiar con trolls online? Estrategias y consejos


Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿qué podemos hacer los usuarios de a pie para manejar la situación cuando aparece un troll en nuestras interacciones online? Aquí van algunas estrategias clásicas (y efectivas):
  • No alimentes al troll: Es el consejo más antiguo y famoso en internet respecto a este tema: "Don’t feed the troll", que traducido es "no alimentes al troll". ¿Qué significa? Básicamente, no darle la atención que busca. Si un troll publica algo provocador y nadie le responde, se queda sin combustible. Ignorarlo suele ser la mejor manera de quitarle poder. Sabemos que puede ser difícil resistirse a contestar cuando alguien dice una barbaridad, pero a veces responder es justo lo que el troll quiere para seguir la bronca.
  • Usa las herramientas de bloqueo y reporte: Casi todas las redes sociales y foros ofrecen opciones para bloquear usuarios o reportar conductas abusivas. Si identificas a un troll, en lugar de entrar en su juego, utiliza estas funciones. Al bloquear, dejarás de ver sus mensajes y así te ahorrarás el mal rato. Al reportar, ayudas a que los moderadores tomen medidas (si el troll está violando las reglas de la plataforma). Es una forma proactiva de mantener tu experiencia online saludable.
  • Mantén la calma y no te lo tomes personal: Los trolls buscan que te enojes o que te sientas mal. Si por algún motivo interactuabas con uno antes de darte cuenta, trata de no perder la compostura. Responder con insultos o entrar en pánico solo le darán más munición. Recuerda que no te atacan porque seas tú realmente el problema, sino porque ellos quieren provocar a cualquiera. No vale la pena angustiarse por la opinión de alguien que ni te conoce y solo quiere fastidiar.
  • Refuerza las normas de la comunidad: Si eres administrador o moderador de un espacio, es importante tener claras las reglas anti-trolleo. Comunícalas a los miembros (por ejemplo, la regla de no alimentar al troll) y aplícalas de forma consistente. Cuando un troll vea que su comportamiento no es tolerado y que será removido, se lo pensará dos veces. A veces las comunidades desarrollan su "piel gruesa" colectiva: los miembros veteranos ayudan a los nuevos a reconocer a los trolls y a ignorarlos, creando así un frente unido.
  • Humor (con precaución): Algunos usuarios optan por responder al troll con humor inteligente en lugar de enojo. Esto puede desarmar al troll, porque en vez de obtener rabia obtiene risas (a costa suya). Por ejemplo, contestarle con un meme sarcástico o una broma que lo deje en ridículo. Sin embargo, hay que tener cuidado: esta táctica sirve solo si realmente dominas el arte de la ironía, porque podría salirte mal y escalar aún más el conflicto. Además, no todos los trolls se desaniman con humor; algunos podrían intensificar su acoso si se sienten burlados.
En definitiva, lidiar con trolls requiere paciencia y mano firme. No existe una solución mágica, pero combinando la ignorancia selectiva, las herramientas de moderación y una actitud racional, podemos minimizar su impacto.

"Don’t feed the troll" y la cultura del trolling


El concepto de "no alimentar al troll" se ha convertido en una especie de mantra dentro de la cultura de internet. Esta sencilla frase resume la sabiduría popular acumulada tras años de lidiar con trolls: si no les das atención, eventualmente se cansarán y se irán a molestar a otra parte. Tanto es así que en muchos foros de internet y comunidades veteranas, cuando aparece un mensaje troll, varios usuarios responden simplemente con "No alimenten al troll" a modo de recordatorio para los demás, antes de que la discusión se salga de control.

A lo largo de las décadas, han surgido también casos notables de trolling que se han vuelto parte del folclore de la red. Por ejemplo, grandes "troleos" colectivos donde una multitud de trolls coordinados logró engañar a la prensa o generar tendencias absurdas en Twitter, solo por las risas. También está el icono clásico del troll: la imagen conocida como "Trollface", un dibujo de una cara sonriendo de manera maliciosa, que se volvió meme representando a la perfección el gozo del troll al salir con la suya. Esta cara se ha convertido casi en sinónimo del troleo y es un guiño cómplice en la cultura de los memes.

Culturalmente, el troll de internet ha pasado de ser un simple molestón en un foro a una figura casi legendaria en la narrativa de la web. Se le menciona en series de televisión, películas, artículos de prensa y estudios académicos. Incluso se hacen chistes con la idea de "no alimentes al troll" en contextos fuera de internet, aplicándola a cualquier persona que provoca deliberadamente para llamar la atención.

Conclusión: El papel de los trolls en la cultura digital actual


Los trolls de internet son, nos guste o no, parte del ecosistema de la vida online. Representan en muchos sentidos el lado oscuro (y a veces cómico) de la libertad que ofrece internet: cualquiera puede decir casi cualquier cosa, para bien o para mal. En la cultura digital actual, los trolls cumplen el papel de "agentes del caos". Su presencia nos recuerda la importancia de la moderación, la empatía y las normas de convivencia en las comunidades online. Gracias a ellos (o por culpa de ellos), hemos aprendido lecciones valiosas: desde desarrollar un ojo más crítico para detectar información falsa o malintencionada, hasta la simple pero poderosa estrategia de ignorar provocaciones vacías.

Por supuesto, no todo es negativo en torno a la figura del troll. En ocasiones, sus intervenciones (especialmente las de tipo humorístico) han dado origen a bromas, memes y momentos que luego forman parte del folclore de internet. Incluso podría decirse que los trolls obligan a las comunidades a reforzar su cohesión: nada une más a la gente que tener un "enemigo común" del que protegerse, en este caso el troll pesado de turno.
Sin embargo, es importante no glorificar ni normalizar el acoso y la toxicidad. La mayor parte de los trolls aportan muy poco valor real a las discusiones y a veces causan daños significativos. Por eso, es fundamental fomentar una cultura digital en la que ser un troll no salga a cuenta: que la mayoría de usuarios estén conscientes de qué es el trolling, cómo detectarlo y cómo responder adecuadamente. Solo así lograremos que los trolls sean un pequeño pie de página en la historia de internet, y no los protagonistas.

En resumen, el troll de internet es una figura bien conocida en nuestro tiempo, con una historia que va de simples travesuras a complejas tramas de desinformación. Saber reconocerlo y manejarlo es ya casi una habilidad esencial para cualquiera que participe en la vida online. Al final del día, por cada troll ruidoso siempre habrá miles de personas dispuestas a tener conversaciones genuinas; quedémonos con eso y no dejemos que los trolls dominen la narrativa de nuestras experiencias en la red.
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