Da igual, no es excusa. Si no te puedes garantizar la recepción del producto, no lo compres. De esto se nutren los sinvergüenzas, estafadores y amigos de lo ajeno; de las ansias y mala praxis del comprador a la hora de adquirir un producto.
Sé que esto -dicho así, sin anestesia de ningún tipo- suena duro. Pero es lo mejor que se puede oír: cuando te dicen que con una ligera inversión, sin riesgos, vas a ganar mucho dinero, cuando te instan a saltarte los canales oficiales para ahorrarte una pasta, cuando son todo promesas sin más garantías que palabras vacias vamos, que te ofrecen duros a cuatro pesetas, déjate de hostias y sal corriendo.
Pues con esto igual.