Y además hay otra cosa en que pensar.
Y es en la mentalidad que tenemos los consumidores de estar cambiando constantemente de dispositivo, sea móvil u otro, pero sobretodo con los móviles es donde más se aprecia.
Los fabricantes están continuamente sacando nuevos productos al mercado de diferentes calidades y precios.
Cada persona escoge un dispositivo y ese le parece bien en ese momento.
Pero al cabo de cierto tiempo muchos empezamos a ver qué han salido nuevos dispositivos que parecen y son mejores porque llevan componentes más actualizados y realizan funciones mejoradas, con lo que nos pica gusanillo de renovar el dispositivo.
Aunque el que ya tenemos funciona bien, hace lo que tiene que hacer y sirve perfectamente para lo que estaba diseñado.
O sea que sigue siendo útil.
Pero como las marcas nos bombardean con publicidad y vemos cosas que nos gustan y nos apetecen, volvemos a consumir.
Es una cosa que se vuelve a repetir cada año o incluso en menos tiempo.
Cuantos móviles hay en todo el planeta, uno por persona o incluso más de uno por persona.
Algunos habrán que no tengan, pero reconozcamos que móviles hay a mogollón.
Igual que coches.
Pero con los coches es diferente, porque los aguantamos mucho más tiempo.
Los llevamos a reparar, claro un coche sale mucho más caro que un móvil.
Entonces, ¿cual sería la solución, subir el precio de los móviles?.
Si fabrican un móvil que me sirve para todo lo que me interesa, que sea lo más premium y me cuesta muy caro, ¿lo aguantaré mucho más tiempo?.
Eso pensaba cuándo compré el Samsung S9+, pero resulta que a los dos años me di cuenta que la batería no le duraba casi nada, porque no cogía bien la cobertura y siempre estaba drenando la batería.
Entonces, pues a comprar otro porque para que repararlo si va a seguir teniendo el mismo problema.
Pues a comprar otro.
Y así esto es un no parar.
Hay quien dice que esto pasa solo en Android, no lo sé, será discutible.
Pero que están manipulando al consumidor en cierto modo y se necesita algún tipo de regulación eso está claro.