Erase una vez en un bello país llamado España, vivía una extraña comunidad de frikis que hacían colección de muñecos asesinos de muchos colores. Todos los muñecos vestían ropas extrañas, de colores llamativos y zapatos oscuros.
En una fría tarde de invierno, mirando por la parte de abajo, pudo ver que faltaba un muñeco, siendo, justamente, el que escribía en el suelo con sangre un mensaje extraño en el que ponía: "Llamad al quinto, estoy allí". No entendía bien lo que quería decir ese mensaje hasta que de pronto llegó "piiiiuuuiiiiii" el afiladooooor" y todos corrieron hacia la salida.
Mientras, en el quinto estaba Alfredo Landa, conocido justiciero español, observando la escena y no dando crédito a lo que estaba viendo, exclamo: "Pero Esto Qué Es..??" ¿Como es posible que esto ocurra?
Todos volvieron entonces sus miradas hacia los muñecos y estaban bailando sevillanas. Pero algo sucedió, el muñeco que faltaba apareció escondido dentro de un saco de patatas y salió exclamando, ¡¡¡pero como es posible que suceda, que haya despertado dentro de este saco!!. Entonces, el muñeco harto de ser secuestrado, hizo un curso de "Afilado de Cuchillos para Principiantes"... pero era tan torpe que no era capaz de aprender a afilar.
Y así termina el cuento que el abuelito contó a su nieta, titulado, el muñequito afilador.
Entonces Lucía, miró a su abuelo y le dijo, si cuentas los cuentos así de mal no voy a dormirme nunca, así que cuéntame otro pero esta vez que sea bonito...
Caray Lucía, dijo el abuelo, antes no eras tan exigente, pero llevas razón, te voy a contar uno que te va a encantar, se llama "El resplandor".
Antes de comenzar el abuelo apagó la luz, tapó a la niña, se sentó cómodo en la silla y comenzó una nueva historia pero está vez bonita y sin perder ni un solo detalle de la siguiente manera:
"Hubo una vez un señor al que le ofrecieron pasar unos meses en un hotel mientras este se encontraba cerrado. Éste se cerró para una reforma hasta que los obreros que se encargaban de ella denunciaron apariciones de objetos extraños y voces que se escuchaban desde el otro lado de las paredes...
"Abueeelo, abueeeeelo, libérame", decían las voces...
Tras este fenómeno llamaron a los cazafantasmas que no tardaron en llegar al lugar tan pronto como pudieron.....
Una vez analizado el fenómeno, vieron que no podían hacer nada al respecto porque escapaba de sus conocimientos y aconsejaron que llamaran a Iker Jiménez.
Iker, acompañado como siempre de su nave del misterio, procedió a colocar micros, cámaras térmicas y de infrarojos en los recovecos más inverosímiles de la casa.
Un perturbador sonido...