Estoy convencido de que el repartidor, que hoy como cada día tiene que hacer 80 paradas para entregar paquetes en una jornada maratoniana y agotadora por un sueldo de mierda, estaría encantado que un niñato como tú, que por no saber no sabe ni distinguir entre "por qué" y "porque", le llamase inútil a la cara porque ha tardado un poco más de la cuenta en llevarle su puto juguete a casa.
No te dieron un buen pescozón cuando eras niño, me temo. Así ha ido la cosa...