Me gustaría compartir una sugerencia mucho más efectiva que todas las firmas que recoja esa petición:
no volváis a compraros un teléfono Sony.
Sony se separó de Ericsson y su primer buque insignia de la nueva era fue el Xperia S, que quedó condenado, no solo a la obsolescencia, sino a una versión de android que capó su rendimiento, el de la cámara y el de la batería.
Desde entonces me prometí que nunca más volvería a comprar un teléfono Sony, algo que a día de hoy he podido cumplir. Hace mucho que dejó de ser una marca a tener realmente en cuenta.