Nos situamos en el año 2010, fecha en la que vio la luz
Xiaomi, la que hoy pintan ya como la "
Apple china". Y no les falta motivos. Jun ha conseguido un difícil equilibrio entre la clonación de productos, algo ya impregnado en la industria vinculada con la tecnología en aquel país, pero añadiendo el ingrediente de la calidad y una pizca de carisma. Bueno, o mucha. Las primeras criaturas que salieron de sus factorías eran
demasiado parecidas al iPhone, aunque eso sí, a precio de derribo: un
smartphone de la casa con toda su artillería de prestaciones rondaba los
250 euros, y en lo que toca a funcionalidad y rendimiento, para muchos no tenía nada que envidiar al móvil de Apple.
Y el éxito no tardó en llegar. Jun supo diferenciarse de los vulgares imitadores que jalonaban los puestos callejeros de las ciudades ofreciendo a un mercado descomunal, en número de usuarios, un terminal de elevada calidad a un precio asequible. Pero faltaba el líder, y nuestro hombre dio un paso al frente: con el peso de los galones y el orgullo de haber fundado una empresa milmillonaria (se estima que venderá la friolera de
15 millones de móviles este año) y con una tasa de crecimiento sin parangón en China, Jun se erigió como el mesías
high tech de Asia.
Tenía un buen maestro: se enfundó en unos vaqueros, camiseta negra y zapatillas blancas y blandió con orgullo su último
smartphone ante un público enfervorecido. Un "
one more thing" que apuntaba maneras: "No seremos un fabricante de móviles baratos al uso",
sentencia el nuevo líder, "estaremos en el Fortune 500".
Fragmento sacado de:
http://www.elconfidencial.com/tecnol...en-china-5039