La verdad es que es increíble. Yo iba a echar un vistazo, por si acaso había algo que realmente estuviera más barato. Pues no pude ni quise. En el de San Sebastián de los Reyes casi que había cola para entrar.
Y para pagar, una cola interminable.
Así que nada. Aunque hubiera algo que mereciera la pena, me di la vuelta y me piré porque no iba a estar esperando fácilmente 30 minutos o más para pagar.