Mientras China y otros países que aquí se etiquetan rápidamente como “dictaduras” están dando pasos firmes hacia el futuro, logrando avances estratégicos en tecnología y semiconductores, en nuestros países basta con encender la televisión o leer la prensa nacional para encontrarse siempre con lo mismo: corrupción, más corrupción y ninguna visión a largo plazo. Ellos planifican décadas por delante; nosotros seguimos atrapados en el ruido político del día a día.