Buenos días. Quería compartir un hecho me ha sucedido hoy.
Pero antes un antecedente porque creo que en esta vida -todo, todo-, está conectado por algo que no vemos o sentimos.
En Palencia, tierra de Campos, existía hace años una joyería de, digamos, alto standing llamada "Megino Joyeros". Era considerada joyería Premium o en ese estilo. Bien, un día, acababa de conocer a mí actual mujer, saliendo a tomar algo sobre las 8 de la tarde, al sentarme en la silla de una cafetería me encontré un paquete el cual abrí y me encontré con un Rolex comprado en esa joyería. Dejé mi teléfono al personal de la cafetería y cuando contactaron conmigo, sin pedir nada a cambio y de buena fé -me enseñaron el justificante de compra-, se lo devolví... Fin de la historia.
Resulta que este fin de semana es el campeonato de Aragón de Jiujitsu y ayer, dejando de lado las 30 horas que me paso todas las tardes asistiendo a las clases de mis hijas, bajamos al pabellón a entrenar preparando un poco la lucha individual y los duos. Al salir del entrenamiento, sobre las 10 de la noche, mi hija pequeña de 7 años me dijo que me agachara y en forma de broma me dijo "mira papá lo que he aprendido hoy..." Y me cogió del cuello.
El caso es que ayer por la noche me duché, es verdad que estaba cansado sería la 1 de la mañana y me fui a la cama. Está mañana he salido a correr y cuando he ido a afeitarme y a ducharme me he dado cuenta que no tenía la cadena . No soy M.A Barracus pero es una cadena muy cara y a la que tengo especial cariño porque me la regaló mi mujer actual.
Asustado he bajado al coche, he buscado por casa y dándola ya por perdida porque es una cadena muy cara, He bajado al pabellón con mis hijas -porque mi mujer estaba de guardia-, y al llegar he preguntado en recepción. No esperaba nada, porque además había partido de fútbol y voley y este tipo de cosas no se devuelven. Me informó que no tenían nada, dejé mi móvil y cuando había llegado a casa me llamaron que un señor la había encontrado hace 10 minutos y la ha entregado en recepción. Y fue justo donde me había agarrado mi hija.
Uno de los misterios es como no la han encontrado antes habiendo pasado por allí varias decenas de personas antes.
Tengo que decir que se me ha caído un par de lágrimas ante la alegría que me la hayan devuelto. Y tengo que decir que la persona que la encontró simplemente la dejó en recepción y no he tenido la oportunidad de por lo menos, invitarle a un café 9 darle las gracias personalmente.
Por eso me planteaba lo siguiente. ¿Es simple suerte o nuestros actos pasados o presentes, se nos presentan cuando menos nos los esperamos y nos recompensan o nos castigan según nos merezcamos?
Ahora que estamos/están entrenando y tengo un par de horas de espera, quería compartirlo.
Gracias y un saludo.