Usaron tanta sangre falsa en Terrifier 3, que para la escena de las regaderas se dieron cuenta que no les iba a alcanzar la sangre que tenían y tuvieron que ir a todos los supermercados de Staten Island para comprar jarabe de maíz, causando que se agotara el producto a 16 kilómetros a la redonda de la filmación. Usaban tanta sangre que todo el equipo detrás de cámaras estaba cubiertos de jarabe todos los días. El director terminaba tirando sus zapatos al final del día porque iba a ser imposible limpiarlos.
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