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La UE prohíbe el uso de huellas dactilares para el registro en el trabajo

El uso de la huella dactilar y otros sistemas biométricos para el control de entrada en los lugares de trabajo ha generado controversia en Europa. Históricamente, estas prácticas fueron consideradas legales, respaldadas por la sentencia del Tribunal Supremo en 2007 y el Real Decreto Legislativo 2/2015. Sin embargo, la situación cambió con la implementación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en 2016, que clasificó los datos biométricos como una “categoría especial” de datos. Aunque inicialmente esto no afectó la legalidad del registro por huella dactilar, recientes directrices del Comité Europeo de Protección de Datos han alterado significativamente el panorama. El Comité ha unificado los criterios de Autenticación e Identificación, considerándolos ambos como tratamiento de categorías especiales de información personal. Esto ha obligado a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) a actualizar sus directrices, estableciendo que el uso de huellas dactilares o reconocimiento facial para control de acceso ya no cumple con el requisito de necesidad del RGPD, incluso con el consentimiento del empleado. Por ende, se ha declarado su uso como generalmente prohibido, excepto en casos específicos de interés público o seguridad. Como resultado, las empresas en Europa deben ahora buscar alternativas al registro biométrico que no impliquen el uso de datos biométricos, con la aplicación de estas nuevas normas siendo inmediata. Aquellas que continúen utilizando estos sistemas en 2023 podrían enfrentarse a sanciones por parte de la AEPD.

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