En mi caso aprovecho cuando voy a tirar de pantalón para, con el papel sobrante que ha quedado limpio, liberar la pantalla de inmundicia o más bien el cristal templado, porque la pantalla poco o nada se limpia.
Los relojes aprovecho cuando me ducho a lavarlos con el gel escurrente de mi cuerpo, cosa que sucede una vez cada quince dias; día arriba, día abajo.