Consumismo puro y duro, productos que “nos hacen felices “ necesidad de sentirse bien con tecnologías varias y estrategias poderosas y muy estudiadas para conseguir que sientas la imperiosa necesidad de poseer esos artículos si o si.
Nadie, nadie necesita un móvil para vivir, ni una tv de 65 pulgadas 4K, ni un Audi de 40.000€, ni un traje de Armani... no son necesidades básicas, son pequeños lujos o caprichos para que sintamos la satisfacción de triunfo, de logros, de poder social (falso poder social)
Hace 40 años no había móvil ni tv 4K ni ordenadores personales ni consolas de videojuegos... y se vivía perfectamente sin ello.
Los avances y la economía global sobreviven por las modas, y la falsa necesidad de poseer, comprar, estar a la última. El mundo se mueve así. Las ventas son lo más importante y si nos hacen creer que necesitas tal producto, las ventas se disparan y eso mueve el mundo.
En estos tiempos el consumo alocado e impulsivo está llegando a límites absurdos, los mecanismos hacia el consumidor son agresivos, directos, inapelables y minuciosamente estudiados para lograr su objetivo LA VENTA.
Es una rueda imparable. Si una marca “renueva” sus terminales cada año es porque los vende, más allá de lo irrisorio, es muchas ocasiones, de esa supuesta renovación.