Es una característica de MIUI desde sus orígenes (aunque ya está empezando a cambiar en las últimas versiones).
Una aplicación viene capada por defecto, con todos los permisos cerrados. No se puede iniciar a sí misma ni quedarse encendida en segundo plano ni acceder a nada de tu teléfono a menos que lo especifiques explícitamente. Es uno de esos temas de los que la gente se queja cuando dice que MIUI es muy engorroso de configurar.