Es lo de siempre: si quieres que todo funcione como debe desde que sale de fábrica, píllate un iPad porque podrás olvidarte de que lo tienes y cuando ya no puedas actualizarlo lo tirarás sin pena alguna. Si compras un cacharro Android, sabes que vas a tener que trastear con él, y debes incluirlo en el precio. A cambio, podrás hacer cosas que no podrías hacer con el iPad.