sarroyodiaz
18/01/17, 18:23:07
Os voy a contar una historia muy reciente, una historia que empieza y termina con el S7 edge en mis manos.
Tenía el S7 edge prácticamente desde que se lanzó al mercado. Estaba contento con él, pero era el primer Samsung que probaba y había algunas cosas que no me gustaban (tanto) y otras que echaba de menos de otros terminales. Anteriormente había tenido varios Sony -entre otros- y echaba de menos la sencillez y limpieza de la capa del fabricante, la calidad de audio (al menos con auriculares) y también el diseño del terminal (siempre me gustaron más las líneas rectas de Sony que las curvas de Samsung). En fin, cuestión de gustos.
Aguanté con el hasta hace unos pocos meses, concretamente hasta el lanzamiento del Xperia XZ. No es que funcionase mal, ni que le faltase nada, pero yo sentía un vacío con él. El lanzamiento del nuevo Sony me entró por los ojos y, como recién lo lanzaban al mercado, incluían un regalo valorado en 200€ que me interesaba mucho. Al final vendí mi Samsung y me hice con el teléfono de la casa japonesa.
Ya en mis manos, pude ver qué tantas cosas había perdido -o al menos cambiado- cuando me pasé a Samsung. El balance de blancos de la pantalla era genial (no así los ángulos de visión, un desastre). El audio... ¡por fin podía volver a hacer uso de mis auriculares con cancelación del ruido! Una auténtica maravilla, casi no escuchaba música en el Samsung por cómo había cambiado la experiencia de usuario en ese sentido. Y la interfaz era sencilla y fluida (no es que el S7 no sea fluido, pero, por alguna razón, se mueven distinto).
Pero no todo fueron alegrías. Apenas estuve con el Xperia XZ 4 días. ¿Queréis saber por qué?
A pesar de que ambos terminales era prácticamente igual de grandes, el Samsung ofrecía una pantalla bastante más amplia. Además, los botones táctiles en pantalla restaban todavía más espacio. Iba a ser cuestión de tiempo acostumbrarse al nuevo formato. No obstante, perdí cosas a las que me había acostumbrado y que no había sabido valorar. Hablo del Always On Dispay. Puede parecer una tontería, pero no sabéis cómo de reconfortante es para mi, que me despierto muchas veces en medio de la noche, poder mirar a la mesita de noche qué hora es y no quemarme la vista con la luz de la pantalla. El reloj de noche, así como el AOD del día, es una pequeña funcionalidad sin la que ya no puedo vivir. Lo sé, para otros será un chupa batería, o una tontería pudiendo usar un reloj de muñeca (que yo nunca uso). Pero para mi, es una pequeña gran funcionalidad.
Claro que no es lo único. Echaba en menos otros aspectos como la versatilidad de la cámara. No solo el S7 rinde muchísimo mejor en situaciones de poca luz, sino que, además, ofrece una libertad en cuanto a controles manuales se refiere, que dista muchísimo de la de Sony. Y yo ya no quería volver a pasar por esos modelos "semi-manuales" que ofrece el fabricante japonés. Me negaba a ello.
Por supuesto, hay otras muchas cosas. La bendición de Sony también es su maldición: el hecho de que sea tan limpia la interfaz y tan fácil de usar es también porque no tiene ni la mitad de funcionalidades que Samsung. Con eso lo resumo todo.
Después de 4 días con el Sony, lo devolví en tienda y, de forma impulsiva, me cogí el iPhone 7.
Nunca había tenido un terminal de Apple, y un amigo fanboy me dijo "Si un día diste el salto al Macbook Pro y te gustó, ¿por qué no pruebas ahora con el iPhone?. Fue eso lo que me llevó a cogerlo, porque realmente no estaba entre mis planes.
El iPhone 7 me gustó más que el Sony porque mejoraba las capacidades de su pantalla, aunque nuevamente perdía en tamaño. Me impresionó por la calidad de Sony. ¡¡Vaya altavoces!! No pensé que fuera a dejar tan mal al Xperia (teniendo en cuenta que tiene altavoz estéreo). ¿Y la batería? ¡¡Qué pedazo de batería!! Es el termina con el que más horas de pantalla he hecho. Aquí debo remarcar que, si bien en el reposo consume parecido al S7 edge, en el uso, la batería disminuye muy, pero que muy lento. Ya se que cada uno tenéis vuestros consumos, y que algunos hacéis un montón de horas y otros no tantas. En mi uso normal, en el S7 saco algo más de 4 horas de pantalla en un ciclo de 24. Bueno, pues con el iPhone 7 hacía, todos los días, un mínimo de 8 horas de pantalla y aún me sobraba alrededor del 30% (a ese nivel ya lo conectaba porque, evidentemente, no iba a llegar al día siguiente). En ocasiones he llegado a hacer 11 horas de pantalla. Para mi, el iPhone es el mejor en este aspecto, más aún si recordamos que tiene muchísimos menos miliamperios (creo que no llega a los 2000, frente a los 3600 del S7 edge).
[EDITO] Por lo visto, y yo no lo sabía, las horas de uso del iPhone 7 no son como las horas de pantalla de Android. No obstante, añadiré un inciso que muestra como la batería del iPhone sigue siendo superior en cuanto a gestión. Yo me despierto habitualmente a las 06:50. A esa hora desconecto el terminal. Cuando llego a la facultad sobre las 09:00 de la mañana, al S7 edge lo tengo ya sobre el 92% (después del uso que ya le he dado y el consumo natural en reposo). En cambio, en ese mismo plazo, con el iPhone llegaba y todavía toda la batería, generalmente entre el 99 y el 100%.
En cuanto a fluidez era igual que el Sony. Y sí, el iPhone también se cuelga alguna que otra vez con las aplicaciones. Fuera de eso, pocas cosas puedo destacar de este teléfono móvil. No me acostumbraba a su interfaz, no ofrecía libertad de ningún tipo. De hecho, ni le cambié el fondo de pantalla de fábrica en el tiempo que estuve con él. ¡¡Qué aburrido era, de verdad!! Dejé de meterme a HTCManía porque era como tener una calculadora en el bolsillo. Que sí, que calcula y funcionaba genial, pero solo era eso, una calculadora.
Terminé vendiendo el iPhone 7 y me encontré con el dilema de a qué dispositivo recurrir
Al final y tras mucho romperme la cabeza, me volví a coger el S7 edge. Después de estas dos experiencias, me di cuenta de las muchas cosas que había perdido. Y ahora, con Nougat, estoy más contento que nunca.
¡¡Espero que hayáis disfrutado de su lectura tanto o más de lo que he disfrutado yo volviendo al S7!!
Tenía el S7 edge prácticamente desde que se lanzó al mercado. Estaba contento con él, pero era el primer Samsung que probaba y había algunas cosas que no me gustaban (tanto) y otras que echaba de menos de otros terminales. Anteriormente había tenido varios Sony -entre otros- y echaba de menos la sencillez y limpieza de la capa del fabricante, la calidad de audio (al menos con auriculares) y también el diseño del terminal (siempre me gustaron más las líneas rectas de Sony que las curvas de Samsung). En fin, cuestión de gustos.
Aguanté con el hasta hace unos pocos meses, concretamente hasta el lanzamiento del Xperia XZ. No es que funcionase mal, ni que le faltase nada, pero yo sentía un vacío con él. El lanzamiento del nuevo Sony me entró por los ojos y, como recién lo lanzaban al mercado, incluían un regalo valorado en 200€ que me interesaba mucho. Al final vendí mi Samsung y me hice con el teléfono de la casa japonesa.
Ya en mis manos, pude ver qué tantas cosas había perdido -o al menos cambiado- cuando me pasé a Samsung. El balance de blancos de la pantalla era genial (no así los ángulos de visión, un desastre). El audio... ¡por fin podía volver a hacer uso de mis auriculares con cancelación del ruido! Una auténtica maravilla, casi no escuchaba música en el Samsung por cómo había cambiado la experiencia de usuario en ese sentido. Y la interfaz era sencilla y fluida (no es que el S7 no sea fluido, pero, por alguna razón, se mueven distinto).
Pero no todo fueron alegrías. Apenas estuve con el Xperia XZ 4 días. ¿Queréis saber por qué?
A pesar de que ambos terminales era prácticamente igual de grandes, el Samsung ofrecía una pantalla bastante más amplia. Además, los botones táctiles en pantalla restaban todavía más espacio. Iba a ser cuestión de tiempo acostumbrarse al nuevo formato. No obstante, perdí cosas a las que me había acostumbrado y que no había sabido valorar. Hablo del Always On Dispay. Puede parecer una tontería, pero no sabéis cómo de reconfortante es para mi, que me despierto muchas veces en medio de la noche, poder mirar a la mesita de noche qué hora es y no quemarme la vista con la luz de la pantalla. El reloj de noche, así como el AOD del día, es una pequeña funcionalidad sin la que ya no puedo vivir. Lo sé, para otros será un chupa batería, o una tontería pudiendo usar un reloj de muñeca (que yo nunca uso). Pero para mi, es una pequeña gran funcionalidad.
Claro que no es lo único. Echaba en menos otros aspectos como la versatilidad de la cámara. No solo el S7 rinde muchísimo mejor en situaciones de poca luz, sino que, además, ofrece una libertad en cuanto a controles manuales se refiere, que dista muchísimo de la de Sony. Y yo ya no quería volver a pasar por esos modelos "semi-manuales" que ofrece el fabricante japonés. Me negaba a ello.
Por supuesto, hay otras muchas cosas. La bendición de Sony también es su maldición: el hecho de que sea tan limpia la interfaz y tan fácil de usar es también porque no tiene ni la mitad de funcionalidades que Samsung. Con eso lo resumo todo.
Después de 4 días con el Sony, lo devolví en tienda y, de forma impulsiva, me cogí el iPhone 7.
Nunca había tenido un terminal de Apple, y un amigo fanboy me dijo "Si un día diste el salto al Macbook Pro y te gustó, ¿por qué no pruebas ahora con el iPhone?. Fue eso lo que me llevó a cogerlo, porque realmente no estaba entre mis planes.
El iPhone 7 me gustó más que el Sony porque mejoraba las capacidades de su pantalla, aunque nuevamente perdía en tamaño. Me impresionó por la calidad de Sony. ¡¡Vaya altavoces!! No pensé que fuera a dejar tan mal al Xperia (teniendo en cuenta que tiene altavoz estéreo). ¿Y la batería? ¡¡Qué pedazo de batería!! Es el termina con el que más horas de pantalla he hecho. Aquí debo remarcar que, si bien en el reposo consume parecido al S7 edge, en el uso, la batería disminuye muy, pero que muy lento. Ya se que cada uno tenéis vuestros consumos, y que algunos hacéis un montón de horas y otros no tantas. En mi uso normal, en el S7 saco algo más de 4 horas de pantalla en un ciclo de 24. Bueno, pues con el iPhone 7 hacía, todos los días, un mínimo de 8 horas de pantalla y aún me sobraba alrededor del 30% (a ese nivel ya lo conectaba porque, evidentemente, no iba a llegar al día siguiente). En ocasiones he llegado a hacer 11 horas de pantalla. Para mi, el iPhone es el mejor en este aspecto, más aún si recordamos que tiene muchísimos menos miliamperios (creo que no llega a los 2000, frente a los 3600 del S7 edge).
[EDITO] Por lo visto, y yo no lo sabía, las horas de uso del iPhone 7 no son como las horas de pantalla de Android. No obstante, añadiré un inciso que muestra como la batería del iPhone sigue siendo superior en cuanto a gestión. Yo me despierto habitualmente a las 06:50. A esa hora desconecto el terminal. Cuando llego a la facultad sobre las 09:00 de la mañana, al S7 edge lo tengo ya sobre el 92% (después del uso que ya le he dado y el consumo natural en reposo). En cambio, en ese mismo plazo, con el iPhone llegaba y todavía toda la batería, generalmente entre el 99 y el 100%.
En cuanto a fluidez era igual que el Sony. Y sí, el iPhone también se cuelga alguna que otra vez con las aplicaciones. Fuera de eso, pocas cosas puedo destacar de este teléfono móvil. No me acostumbraba a su interfaz, no ofrecía libertad de ningún tipo. De hecho, ni le cambié el fondo de pantalla de fábrica en el tiempo que estuve con él. ¡¡Qué aburrido era, de verdad!! Dejé de meterme a HTCManía porque era como tener una calculadora en el bolsillo. Que sí, que calcula y funcionaba genial, pero solo era eso, una calculadora.
Terminé vendiendo el iPhone 7 y me encontré con el dilema de a qué dispositivo recurrir
Al final y tras mucho romperme la cabeza, me volví a coger el S7 edge. Después de estas dos experiencias, me di cuenta de las muchas cosas que había perdido. Y ahora, con Nougat, estoy más contento que nunca.
¡¡Espero que hayáis disfrutado de su lectura tanto o más de lo que he disfrutado yo volviendo al S7!!