Sin embargo no se entiende muy bien cómo aplicaciones gratuitas como Twitter, descargables directamente del Market, no funcionan en determinadas tablets como esta o hay que seguir pasos determinados para que funcionen.
Al final no parece tanto un problema de Android sino de los muros legales con los que se topan los fabricantes pequeños a la hora de crear nuevos aparatos informáticos. Todo esto impide que haya una estandarización en los componentes. Así, las compañías de software trabajan pensando casi exclusivamente en la compatibilidad con las marcas más vendidas. Como siempre, las normas se dictan a favor de los grandes.