Este tema es más viejo que la patata. La obsesión por tener la última o últimas versiones de Android cuanto antes mejor, no obedecen a ninguna necesidad real. Porque las diferencias entre 4.1 y 4.2 son inapreciables, puesto que no marcan cambios significativos en el uso diario del móvil. En el HOX, la verdadera revolución vendrá con Sense 5. Y HTC tiene que optimizar la nueva versión de su capa personalizada para un terminal con 1 GB de RAM. ¿Android? Google cada vez tarda menos en actualizarlo, complicándole la vida a los fabricantes que apuestan por dotar de valor extra a sus terminales con sus capas de personalización. Y, para colmo, cada vez se nota menos la necesidad de tanta actualización seguida.
Cada cual es libre de tener sus propias necesidades y deseos, pero creo que tienen mucho más que ver con las ganas de estar a la última, que con el partido que de ello puedan sacar. A mí, desde luego, no me obsesiona. Cuando llegue, albricias. Mientras tanto, seguiré disfrutando del HOX hasta la siguiente generación de móviles. Además, si por las actuaizaciones fueran, aquí la gente solo se compraría Nexus, y algún Samsung. Y el mercado nos enseña otra realidad.
