La Ley de Dios son las "instrucciones de funcionamiento" del ser humano. Esas pautas que todos los libros de psicología y autoayuda tratan de buscar y desentrañar para que funcionemos bien, para ser felices, sin conseguirlo la mayoría de las veces. Son consejos amorosos de un Padre a un hijo, que somos cada uno de nosotros, para que sea mejor y no se degenere. Pero también son leyes de un Rey creador, bueno con sus siervos queridísimos pero severo contra sus enemigos rebeldes y traidores, leyes cuyo incumplimiento se llama Pecado contra Dios, y que tendrá su justo castigo si uno no se arrepiente de corazón. El que roba, el que mata, el que daña a los demás o a sí mismo, el que se enfrenta y burla de Dios, según nuestro Dios Jesucristo en el Evangelio y según el Catecismo revelado por el Espíritu Santo a la Iglesia Católica, tiene el castigo del infierno, que es el estado espiritual de eternos sufrimientos en que el ser humano está apartado para siempre de Dios por voluntad propia, no por Voluntad de Dios, que da la vida por salvarnos si aceptamos su sacrificio y nos proponemos sinceramente nunca más pecar.
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
1. El primero, amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. El segundo, no tomarás el nombre de Dios en vano.
3. El tercero, santificarás las fiestas.
4. El cuarto, honrarás a tu padre y a tu madre.
5. El quinto, no matarás.
6. El sexto, no cometerás actos impuros.
7. El séptimo, no robarás.
8. El octavo, no dirás falso testimonio ni mentirás.
9. El noveno, no consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. El décimo, no codiciarás los bienes ajenos.
Estos diez mandamientos se encierran en dos: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.
